Clarín - El desafío de tejer en red: 2 experiencias que vale la pena conocer
Hoy salimos junto a Voces Vitales y Juno en la nota de Sabrina Diaz Virzi en Clarin
Gracias Sabri sigamos tejiendo la red!
El desafío de tejer en red: 2 experiencias que vale la pena conocer
Las empresas sociales de Juno y Daravi fueron fundadas en el último año por jóvenes en las provincias de San Juan y Buenos Aires. Sus experiencias se cruzaron durante un programa de liderazgo para mujeres.
Conectarse para formar algo más grande, más poderoso. Una red hecha de muchas redes que puedan apoyar y sostener, compartir y aconsejar, dar y recibir. De eso se trata el networking entre mujeres que Voces Vitales Argentina lleva adelante con diversas iniciativas, entre ellas, el Programa de Mentoreo, que busca unir a líderes emergentes (aprendices) con líderes establecidas (mentoras) de amplia trayectoria, con el objetivo de capacitarlas a través una experiencia de vida real, ampliar su red de contactos y reforzar la confianza en sí mismas. Las redes se construyen en varios niveles, como ocurrió en la novena y última edición de este programa, cuando 32 jóvenes y heterogéneas mujeres de diferentes provincias y países de la región se conocieron y conversaron sobre sus experiencias, dificultades y proyectos. Charlaron cara a cara y se emocionaron juntas, y desde ese momento quedaron conectadas a través de un grupo de WhatsApp que les hace el camino más liviano, porque no están solas.
Tal como asegura Gabriela Terminielli, vicepresidenta de dicha fundación, ese el poder de las "alianzas improbables", encuentros inesperados que sorprenden por su intensidad y riqueza. Y eso es lo que sucedió la semana pasada, cuando la politóloga Rosario Ahumada (29) llegó al programa desde la provincia de San Juan para reforzar su capacidad de liderazgo y hacer crecer a Juno, la empresa social que creó hace más de un año con el fin de empoderar a costureras que -por alguna razón- no pueden salir de su hogar para trabajar. "A través de nuestros productos y servicios textiles (enfocados en el branding corporativo) buscamos revalorizar el trabajo manual y artesanal; potenciar mujeres amas de casa y promover una economía más justa", comenta a Clarín. Para lograrlo, además de funcionar como un taller textil remoto (cada mujer cose en su casa), desarrollan talleres gratuitos mensuales para aquellas que tienen emprendimientos textiles.
En el ecosistema de Juno hay actualmente 50 mujeres dispuestas a trabajar, a quienes ayudan a tramitar sus máquinas de coser en el Ministerio de Desarrollo Humano de la provincia y a obtener el monotributo social. "El impacto no es puramente económico sino también personal, muchas mujeres con las que trabajamos cargan con historias difíciles, y este es un espacio del cual se sienten parte y donde conocen a otras", comenta.
Juno, la empresa social que Rosario Ahumada creó con el fin de empoderar a costureras que -por alguna razón- no pueden salir de su hogar para trabajar.
En línea con esto de las conexiones, la última semana -y en el marco de dicho programa- Rosario conoció a Rocío González (32) y Lorena Núñez (43). Ambas son las fundadoras de Daravi, una fábrica de "triple impacto" (social, ambiental y económico) que hace productos a partir de descartes y abrió en un galpón abandonado en Distrito Tigre Sur en diciembre de 2016. Como la sanjuanina Juno, trabajan con mujeres en situaciones de vulnerabilidad social que viven en la zona, especialmente, en los barrios humildes de El Garrote y Nueva Esperanza. Su foco es generar oportunidades de trabajo para dejar huella y derramar en las familias. "El trabajo con las mujeres de la comunidad se da de un modo muy natural; todos los martes y jueves vienen a la fábrica para aprender a hacer la tarea. Sentimos que el primer impacto se da cuando ellas sienten que vuelven a ser reconocidas por su trabajo, que pueden superarse y conectarse con el aprendizaje", comenta Lorena, diseñadora en comunicación visual, quien asegura que allí "se respiran ganas de hacer".
Todo empezó en 2010, cuando Rocío y Lorena se cruzaron en el Centro Metropolitano de Diseño a través de las marcas que habían creado (Greca y Totebag, respectivamente). Comenzaron a apoyarse, a crecer juntas y desarrollar proyectos en conjunto. Con el tiempo, unificaron sus productos bajo la marca PapaStudio y fundaron esta empresa con un fin social, inspiradas en Dharavi, la villa más grande de Asia. Durante un viaje por un programa para mejora de procesos de empresas latinoamericanas, Rocío -arquitecta de profesión- vio que "la basura se convertía en nuevos objetos, la gente encontraba allí su trabajo y lo realizaba con mucha honra. Vimos la mezcla cultural y el trabajo puesto en marcha en una colmena de emprendimientos. En esos tres kilómetros cuadrados en el medio de Bombay -India-, vimos una gran fábrica de productos a partir de descartes y nos imaginamos la fábrica", recuerda.
En San Juan y en Buenos Aires, estas jóvenes emprendedoras asumen el desafío de hacer algo diferente, y ahora deben consolidar el modelo de negocio y el equipo de trabajo. El encuentro sirvió para develar que ambos proyectos enfrentan el mismo problema: conseguir clientes. Que no se trata de otra cosa que de hacer crecer la red.